
El siglo XIX vio como el arte seriado seguía el mismo camino turbulento que el resto de las artes visuales. En Francia los artistas activos en este tiempo incluían a Ingres, Delacroix, la escuela de Barbizon (Daubigny, Theodore Rousseau y Jean-Baptiste-Camille Corot) y el satírico político, Honoré Daumier, quien ejecutó más de 4.000 litografías, sobre todo para ilustraciones de periódico. Entre los Impresionistas los más importantes en términos de arte seriado fueron Degas y Manet, este sobre todo en litografía. Aunque apenas hemos tocado aquí el tema del grabado japonés, hay que hacer mención especial del maestro de xilografía, Katsushika Hokusai, quien en la última mitad del siglo XVII y la primera del XVIII hizo unos 35.000 dibujos y grabados. Muchas de estas obras fueron reconocidas como obras maestras, y han ejercido una notable influencia en los artistas europeos y americanos. Los más importantes grabadores activos en la Inglaterra del XIX fueron un inglés, Francis Seymour Hayden, y un norteamericano, James McNeil Whistler. El otro americano notable de esta época fue James Audubon, aunque sus magníficas ilustraciones grabadas de pájaros tienen más importancia como ciencia natural que como arte.